Graciela Lecube-Chavez
© 2012
Al bajar de la cama
con el pie izquierdo
en la sábana quedé
más que enredado.
Yoyo, mi perrito, saltó
dando grititos hasta
que despertó a papá
quien vino y me liberó.
Sonreí complacido
porque era domingo
y sin dar un respingo
retomé el sueño perdido.
A la hora desperté
recordando lo pasado
y poniendo cuidado
con el pie derecho pisé.
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