Graciela Lecube-Chavez
© 2012
Visitando a mi abuela Leonor
en el Caribe me encontraba yo,
y por culpa de los mosquitos
no lo pasé de lo mejor.
A los mosquitos les atraía
mi carne medio rosadita,
y aún cubierto de pies
a cabeza me descubrían.
Un mosquito atrevido me picó
mientras tranquilo dormía
en una cama sin mosquitero,
y después de un rato, regresó.
A partir de ese día abuela quemó
unos tabacos de tan mal olor,
que terminé mis vacaciones
doradito y de buen humor.
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