SECO



Graciela Lecube-Chavez

©  2011


De los personajes
que me impresionaron
en mis días de niña,
recuerdo a Seco,
un hombre que recorría
las calles de mi pueblo
siempre serio, metiendo
y sacando las manos
de los bolsillos agujereados
gritando : “Seco... Seco”...
y ¡Seco le quedó de nombre!
Su presencia se imponía
haciéndome pensar
de dónde venia
y si tendría un hogar.
Su tragedia me dolía
cada vez que gritar le oía:
“¡Seco... Seco!”
¿Por qué lo haría?
¿Para recordarse tal vez
de que ni una moneda tenía
para soportar su vejez?

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