Graciela Lecube-Chavez
© 2011
Imagen de www.scienceandsociety.co.uk
Cinco son las canicas que Jaimito
guarda en el bolsillo derecho
de su pantalón jardinero, cuando
al encuentro va de su amiguito.
Lucio lo espera ya, yendo de aquí
para allá en la esquina convenida
donde a cabo se llevará la rebancha
en la que ambos intentarán sobresalir.
No harán chivas, ni pie, ni tute, ni guá...
solos los dos contrincantes midiendo
inteligencia y destreza, al tirarlas
lo más lejos en un plano de igualdad.
Jugarán sin supervisores ni seguidores,
ambos serán partipantes y jueces,
un dúo de dominio y caballerosidad
rindiéndoles a las canicas los honores.
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