LA CIENCIA CUESTA



Graciela Lecube-Chavez

©  2010



Mi prima Marcela por parte
de papá, viene luchando
por bajar de peso más años
que yo tengo de jugar.
Y aunque aspira mejorar
sigue siendo jamoncita
por comer más que correr.
Cuando un día noté
que se dejó de quejar
y comenzó a cambiar:
comía mucho menos,
se reía mucho más
y de los rollitos ni hablar.
De Marcela pasó a Marcelita
y de chanchita a señorita
linda, admirada y finita.
“¿Y ese milagro?”, la gente
quería saber y sincera decía:
“Con sesiones de hipnotismo”.
Mientras ella rebajaba
el que engordó fue su papá,
por la ansiedad que le daba
pagar el tratamiento que
a su Marcelita le sentaba.

Comentarios

Anónimo dijo…
fusedQ. MUCHO
ME GUSTO
ESO DE
CHANCHITA

quinceaniera