ENTRE AMIGOS


Graciela Leube-Chavez

©  2010     
 

Justino y Fernando se pusieron a jugar
a las carreras de autos. Al tirarse de panza
al suelo sin miedo, cada uno soltó al otro
el carrito que ocultaba en una mano y como
flechas certeras sus cabezas chocaron.
Cada mecha de pelo voló rebelde por el aire
y al retomar su posición causaron conmoción.
Enojados, y de pie, Justino y Fernando pusieron
su amistad de lado diciéndose cosas feas,
reprochándose hasta por algo que no fue.
Una de las mamás entró al cuarto donde ya
no jugaban, trayendo dos tazas de chocolate
humeante y tentador. Al verlos tan serios:
- Vamos muchachos, ¿qué pasa? ¿pelearon?
- cariñosa les preguntó - Justino y Fernando
se miraron y por caprichosos no hablaron.
- Hagan las paces ahora - insistió ella - antes
de que les cueste más, porque siendo amigos
esto no puede durar -. Clavándose los ojos
esta vez se rieron, con chocolate brindaron
y por ser buenos amigos - como si nada
hubiera pasado - a jugar se concentraron.

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