RUMBO A LA ESCUELA

Graciela Lecube-Chavez

© 2010



Hoy salí bien temprano
como tanto me gusta
para no llegar a la clase
con la hora muy justa.

Apenas planté los pies
en la acera, un viento
feroz que no esperaba
me cortó el aliento.

Abrí grande la boca
casi medio ahogado,
agarrándome la cabeza
con el pelo alborotado.

El viento era tan fuerte
que me creerán mentiroso
si digo que en el remolino
vi pasar volando a un oso.

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