Mi niña haitiana

María A. Pérez Santiago

Autora puertorriqueña

© 2009


Tu mirada perdida y enajenada
observa el patético y gris horizonte
con la esperanza casi perdida
y un pedazo de pan entre los dedos.

Tu piel bronceada y oscura se confunde
con la de los caimanes de los charcos
que esperan por ti pacientemente
para que caigas rendida y entregada.

Quisiera llevarte conmigo hasta desaparecer.
Y de la Enea y del blando bache del lodazal
protegerte del hambre, del dolor y del calor.
Y confundirme contigo…abrazadas las dos.

Ser tu compañera en este viaje sin regreso.
No quiero escuchar de tus infantiles labios
Ni una queja, ni una lágrima.
Me quedaré contigo hasta que todo acabe.

De pronto tendrás la gaviota que tanto amaste
atrapada entre la húmeda soga de tu vieja chiringa.
Y sonreirás por tu liberación, ya no habrá hambre.
Y recordarás por siempre, el lugar donde naciste.

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