A mi querida maestra


¡Qué mucho quiero a mi maestra
ella me enseña a aprender
pero a veces… ¡Le tengo un miedo
de hablarle y de responder!

Ella es bonita y muy graciosa
también nos enseña muy bien,
pero no se ha dado cuenta
del miedo que le tenemos.

¡Es que nos grita muy alto
cuando no la atendemos bien!
Parece un trueno ruidoso
que cae a nuestros oídos.

No me atrevo hablar con ella
ni decirle lo que siento.
Me da tristeza la clase
y por eso yo no aprendo.

Con un poco de su esfuerzo
y un poco de esfuerzo mío
pienso que será más fácil
aprender lo que ella enseña.

¡Si me atreviera maestra!
Pero me muero de miedo.
de decirle lo que siento.
¡Que no grite! No somos sordos.

María A. Pérez
Autora Puertorriqueña


Derechos reservados. (Copyright 2008)


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