Por Esther Alvarado
(Copyright 2008) Todos los derechos reservados
cuento publicado en Revista Iguana
Ilustración de Mara Price.
Para leer la primera parte del cuento, hazle click aquí.
—¿Qué te pasa jovencito? —preguntó el policía.
—Estoy perdido. Me subí al autobús equivocado y no sé cómo regresar a mi casa.
—No te preocupes. Sube a la patrulla y te llevaremos.
Cuando estuvo dentro de la patrulla, el policía le preguntó su domicilio.
—La calle se llama..., se llama..... ¡Oh, no puede ser! Lo olvidé —dijo Lalo algo desesperado.
—Está bien, no te preocupes. Dime tu número de teléfono y llamaremos a tu mamá.
—Sí, sólo que..., no me acuerdo cuál es el número.
Entonces Lalo se sintió asustado y las lágrimas corrieron por sus mejillas. Creía que nunca iba a regresar y se arrepintió de ser tan distraído, se dio cuenta que su mamá tenía razón cada vez que lo regañaba por no poner atención a las cosas importantes. Se sentía muy solo y triste.
—No te preocupes — le dijo el policía. —Seguramente tu mamá ya ha reportado tu desaparición a la oficina central. Iremos y allá localizaremos a tu mamá.
Poco rato después, llegaron a la estación de policía y ahí le dieron algo de comer y beber mientras buscaban a su mamá. El policía averiguó su domicilio y lo llevó de regreso a su casa.
Lalo abrazó a su madre muy contento de verla y le dieron las gracias al policía.
—No lo haré más — le dijo a su mamá antes de dormir
—¿Qué es lo que no harás mi niño? —preguntó su madre
—Olvidar las cosas, pensar que es chistoso ser distraído.
—Si intentas ser más ordenado y pones atención a todas las cosas importantes, no sólo lo que te gusta, vas a lograrlo.
—Lo intentaré mamá, no quiero que me pase nunca lo de hoy, me asusté mucho y creo que ya aprendí la lección.
cuento publicado en Revista Iguana
Ilustración de Mara Price.Para leer la primera parte del cuento, hazle click aquí.
—¿Qué te pasa jovencito? —preguntó el policía.
—Estoy perdido. Me subí al autobús equivocado y no sé cómo regresar a mi casa.
—No te preocupes. Sube a la patrulla y te llevaremos.
Cuando estuvo dentro de la patrulla, el policía le preguntó su domicilio.
—La calle se llama..., se llama..... ¡Oh, no puede ser! Lo olvidé —dijo Lalo algo desesperado.
—Está bien, no te preocupes. Dime tu número de teléfono y llamaremos a tu mamá.
—Sí, sólo que..., no me acuerdo cuál es el número.
Entonces Lalo se sintió asustado y las lágrimas corrieron por sus mejillas. Creía que nunca iba a regresar y se arrepintió de ser tan distraído, se dio cuenta que su mamá tenía razón cada vez que lo regañaba por no poner atención a las cosas importantes. Se sentía muy solo y triste.
—No te preocupes — le dijo el policía. —Seguramente tu mamá ya ha reportado tu desaparición a la oficina central. Iremos y allá localizaremos a tu mamá.
Poco rato después, llegaron a la estación de policía y ahí le dieron algo de comer y beber mientras buscaban a su mamá. El policía averiguó su domicilio y lo llevó de regreso a su casa.
Lalo abrazó a su madre muy contento de verla y le dieron las gracias al policía.
—No lo haré más — le dijo a su mamá antes de dormir
—¿Qué es lo que no harás mi niño? —preguntó su madre
—Olvidar las cosas, pensar que es chistoso ser distraído.
—Si intentas ser más ordenado y pones atención a todas las cosas importantes, no sólo lo que te gusta, vas a lograrlo.
—Lo intentaré mamá, no quiero que me pase nunca lo de hoy, me asusté mucho y creo que ya aprendí la lección.
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