Competencia deportiva

por María Rico

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cuento publicado en Revista Iguana





En la escuela del bosque reinaba el entusiasmo entre los alumnos. ¿Saben por qué? Porque se iban a celebrar unas competencias donde tomarían parte los mejores atletas de las escuelas. Participarían en carreras, en salto y en natación.

Los entrenadores tenían mucho trabajo por hacer: preparar a los deportistas para que hicieran un buen papel. En natación competían el atún, el salmón y el calamar. Los participantes de la carrera con obstáculos eran la rana, el sapo y el saltamontes. Por último, estaban la liebre, el perro y el chivo seleccionados para correr.

—Llevo dos días practicando ejercicios de calentamiento —comentaba el chivo entusiasmado el día que empezaba el entrenamiento.

—¿Por qué pierdes tu tiempo de esa manera, amigo Barbudo? —le dijo la liebre riéndose en su cara.

—Yo no creo haber perdido el tiempo. Hablé con el entrenador y me dijo que los ejercicios de calentamiento son muy importantes —le contesto el chivo muy serio.

—No sabes de lo que estás hablando. Te lo digo yo que soy la liebre Velocita, la más veloz de todos los animales de esta escuela.

—No importa lo que tú me digas. Yo voy a hacer todo lo que me oriente el entrenador —le dijo el chivo Barbudo dudoso.

—Allá tú, sigue perdiendo tu tiempo —se burlo la liebre.

—¿Tú qué crees de todo esto? —le preguntó el chivo a Campeón, el perro que dormitaba echado debajo de un árbol.

—Mira, chivo Barbudo, te voy a ser sincero. Si estoy aquí es porque mis compañeros me propusieron y me dio pena decir que no —le respondió Campeón abriendo un ojo con desgano y levantando perezosamente su cabeza.

—Pero tú eres un buen corredor. El otro día te vi persiguiendo a un ratón y lo alcanzaste de dos zancadas —recordó el chivo.

—Y eso que ese no es mi trabajo. Eso le toca a los gatos. Pero lo vi, tenía deseos de hacer un poco de ejercicio y como no había ningún gato cerca decidí atraparlo yo.

Velocita intervino en la conversación y afirmó:—No está bien que yo lo diga, pero yo sé por qué Campeón no está entusiasmado con esta carrera —intervino en la conversación Velocita.
—¿Qué es lo que tú sabes, amiga Velocita? —le pregunto extrañado el chivo Barbudo.

—Muy sencillo. Campeón está seguro de que si va a competir conmigo está perdido, porque yo soy mucho más veloz que él.

—¿Es cierto lo que dice la liebre, Campeón?

—Sí, ella tiene razón. Es verdad que yo corro, pero ella es más veloz que yo —dijo Campeón resignándose.

—Acuérdate que el entrenador nos va a enseñar muchas cosas que nos ayudarán a alcanzar una mayor velocidad —le dijo el chivo Barbudo.

—Mira, Barbudo, hoy mismo te puedo decir el resultado de esta competencia. En primer lugar, la liebre Velocita; yo llegaré en segundo, y después que hayan cesado los aplausos y las felicitaciones, te aparecerás tú en el último lugar —contesto Campeón con tono convincente.

—No en balde dicen que el perro es muy inteligente. Nuestro amigo no ha dicho nada más que la verdad —exclamó la liebre entre burlas y risas.

—Así y todo yo voy a tratar de dar el máximo en la carrera y para eso haré todo lo que mande el entrenador. Es cierto que una minoría fue la que votó por mi, pero de todos modos no quiero hacer un papelazo —le dijo el chivo a los dos.

— Compitiendo con nosotros vas a hacer un papelazo de todas formas —le contestó el perro burlonamente.

—Pero yo me sentiré tranquilo porque haré mi mejor esfuerzo.

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